miércoles, 11 de abril de 2007

Sergio Bermejo Fernández / José López Garrido (Pareja 332)

CLÍNICA ( signos y síntomas)

- Dificultad para respirar a través de la nariz debido a la hinchazón y al sangrado

- Cambios en la sensibilidad y sensaciones en la cara

- Hinchazón alrededor de los ojos que puede ocasionar problemas de visión

- Visión doble

-Pérdida de dientes

El médico llevará a cabo un examen físico que puede mostrar:

-Laceraciones (rupturas en la piel).

-Hematomas alrededor de los ojos o ampliación de la distancia entre los ojos que puede indicar lesión en los huesos que se encuentran entre las órbitas.

Lo siguiente puede sugerir que hay fracturas de huesos:

-Un maxilar superior que se mueve cuando la cabeza está quieta

-Sensaciones anormales en las mejillas e irregularidades que se pueden sentir

-Se pueden realizar una TC de la cabeza.

Epidemiología y prevalencia

La principal causa de este tipo de pacientes politraumatizados son los accidentes de tráfico, en el 40% de los casos; seguidos por los accidentes domésticos con un 20% de la totalidad; las caídas casuales se presentan en el 14%; los accidentes laborales suponen un 3% y otras causas el 8% restante.

Existe un claro predominio por el sexo masculino presentando un porcentaje del 68%, con una edad media de 32 años y un rango de edad entre 20 y 45 años.

Pareja 339 JARANA / LIMA

GÉNESIS DE LAS ALTERACIONES OCLUSALES ASOCIADAS A LAS FRACTURAS DEL MAXILAR SUPERIOR:

En las fracturas faciales es muy importante el diagnóstico temprano a lo que contribuye notablemente el conocimiento de la oclusión dentaria ya que aproximadamente en el 49% de las fracturas aparece un compromiso oclusal. Éstas son las fracturas mandibulares y condileas, las fracturas maxilares (Lefort I, II III), las fracturas dentoalveolares y dentales, y las fracturas del arco cigomático. Todas ellas pueden interferir de modo directo en la oclusión y dar desde pequeños cambios, solo perceptibles por el propio paciente, a impedir la apertura o el cierre bucal.
Veremos más detenidamente las alteraciones producidas por las fracturas del tercio medio:

- Le fort I:
-Movilidad de la porción dento-alveolar del maxilar.
-El paciente suele tener la boca abierta para que los dientes no le contacten porque le produzcan dolor.
-Suele haber desviación de la línea media del maxilar y las piezas de un lado están más bajas que las del otro.

- Le fort II y III:
-Mordida abierta anterior



Las alteraciones dentarias son una de las complicaciones más frecuentes aún tras la aplicación de la terapeútica adecuada debido a una inadecuada técnica en la alineación y reducción de los fragmentos óseos.

Con respecto a René Lefort y la publicación de su clasificación de las fracturas ya quedó todo dicho en las dos entradas anteriores, simplemente resaltar que realizó su primera publicación en 1901 tras un estudio realizado donde lanzaba cadáveres desde un segundo piso para ver las fracturas más frecuentes.

Celia Fernández de Velasco Tarilonte

Fracturas del maxilar superior.

EPIDEMIOLOGÍA
Los factores etiológicos fundamentales de las fracturas craneofaciales son los accidentes de tráfico (causa más frecuente), agresiones, traumatismos casuales, accidentes deportivos y laborales. Son más frecuentes en varones jóvenes

CLASIFICACIÓN
Las fracturas del tercio medio facial se clasifican en fracturas oclusofaciales (tipo LeFort, y/o sagitales), fracturas laterofaciales (cigomáticas), y fracturas centrofaciales (naso-etmoido-fronto-orbitarias). Por orden de frecuencia las fracturas cigomáticas (49% de todas las fracturas del tercio medio) serían las de mayor frecuencia de presentación, seguidas por las fracturas oclusofaciales (36%) y centrofaciales (15%, descontando las fracturas nasales aisladas).

Aunque las fracturas tipo Lefort no afectan exclusivamente al maxilar superior, con fines didácticos podemos hacer esta consideración ya que con ella se justifica la común maloclusión que las acompaña. Las fracturas de Lefort se pueden dividir en fracturas infracigomáticas (Lefort I y II) y supracigomáticas (Lefort III). La más frecuente de los tres tipos es el Lefort II, seguido por el LeFort I.

— Fractura tipo LeFort I o de Guérin. Es una fractura longitudinal del maxilar a nivel del suelo de las fosas nasales y de los senos maxilares, por encima de los ápices dentarios. La línea de fractura se extiende posteriormente a través de las paredes lateral y medial del seno maxilar hasta las apófisis pterigoides del hueso esfenoidal produciendo un paladar flotante.

— Fractura tipo LeFort II o piramidal. En superficie, el trazo fracturario puede afectar a los huesos propios (Fractura de Wassmund II), o pasar por debajo de los mismos (Fractura de Wassmund I). Los trazos derecho e izquierdo discurren inferior y lateralmente a través del maxilar atravesando los huesos lacrimales, pared interna de la órbita, fisura esfeno-maxilar y fisura cigomático-maxilar hasta llegar posteriormente al tercio medio de las apófisis pterigoides.Una fractura tipo LeFort II completa, disocia los maxilares de la cara y puede entenderse como un maxilar flotante.

— Fracturas tipo LeFort III o disfunción craneofacial. Superficialmente el trazo afecta a los huesos propios (Fractura de Wassmund IV) o no (Fractura de Wassmund III), continúa por la pared interna de la órbita (unguis, lámina papirácea del etmoides), pasa por detrás del agujero óptico (habitualmente indemne), y termina en el extremo posterointerno de la hendidura esfenomaxilar, rompiendo las apófisis pterigoides en su raíz. Lateralmente afecta a la articulación frontomalar así como al arco cigomático, por detrás de la articulación témporomalar. Una fractura completa disocia la cara del cráneo, provocando un desplazamiento de la misma hacia atrás y hacia abajo.Aunque las fracturas tipo LeFort se describieron inicialmente como bilaterales, pueden existir de forma parcial y unilateral.

— Fracturas sagitales o verticales. El trazo de fractura adopta una disposición vertical, separando ambos maxilares en su línea media o más frecuentemente de forma paramediana (Fractura de Lannelongue: disyunción intermaxilar). También es posible reconocer la existencia de fracturas en las que se combinan trazos horizontales (tipo Lefort) con disyunciones intermaxilares (Fracturas de Richet, Walther, etc.).

CLÍNICA
Las fracturas tipo Le Fort I se caracterizan por:

Movilidad de toda la porción dento-alveolar del maxilar.

Normalmente el paciente tiene la boca abierta para que los dientes no le choquen con los antagonistas y le produzcan dolor.

Suele haber desviación de la línea media del maxilar y las piezas de un lado están más bajas que las del otro.

No tienen ni equímosis ni edemas periorbitarios, pero suelen tener gran edema en el labio superior, ya que este suele estar lesionado.

Las fracturas Le Fort II se caracterizan por:

Edema de los tejidos blandos del tercio medio.

Equímosis bilateral periorbitaria y subconjuntival.

Deformación notoria de la nariz.

Aplastamiento y alargamiento de la cara.

Dificultad al abrir y cerrar la boca.

Mordida abierta.

No hay movilidad de malares ni arcos zigomáticos.

Las fracturas de Le Fort III se caracterizan en líneas generales por los mismos signos ya enumerados en las de Le Fort II, a los que hay que añadir:

Gran edema de la cara, que impide separar los párpados para explorar el globo ocular.

Anestesia de las mejillas, con más frecuencia que en la Le Fort II, por afectación del nervio infraorbitario.

Desplazamiento y movilidad de malares y arcos zigomáticos.

Rinorrea.

Movilidad de toda la cara.

Obstrucción de vías respiratorias, por descenso del maxilar y, por lo tanto, del paladar blando.

TRATAMIENTO
Cobertura antibiótica y analgésica.
Vigilancia de la vía aérea, control de la hemorragia y remitir a centro especializado.
Si existe rinolicuorrea no realizar taponamiento nasal y prescribir tratamiento
antibiótico
En todas ellas esta indicada la administración profiláctica de antibióticos.

Fractura de Le Fort I. La clave del tratamiento de esta fractura es la fijación del fragmento maxilar a una mandíbula estable. Por lo tanto, toda fractura mandibular previa debe ser reducida y fijada con osteosíntesis.

La fractura debe ser desimpactada totalmente (para impedir la recidiva) con maniobras manuales o con la ayuda de los fórceps de Rowe-Killey. Los dos fragmentos del fórceps son situados en cada fosa nasal y en la cavidad bucal. La tracción se hace verticalmente mientras el ayudante mantiene firmemente la cabeza en posición. El cirujano se mantiene con los codos pegados al cuerpo y sostiene fuertemente las dos ramas de la pinza tirando progresivamente y efectuando pequeños movimientos a derecha y a izquierda para desimpactar. Se pueden utilizar los movilizadores de Tessier apoyándose sobre una o dos tuberosidades del maxilar. Con la reducción se debe poder restablecer la oclusión que tenía el paciente previamente a la fractura.

La inmovilización se puede realizar con un bloqueo intermaxilar que se mantiene entre cuatro y seis semanas. Mientras el paciente lleva la boca cerrada por el bloqueo, la alimentación será líquida. El paciente succionará los alimentos por el espacio retromolar. Tradicionalmente, para conseguir una mayor estabilización de la fractura, se asociaba al bloqueo unos alambres de suspensión con los que se fijaba la fractura maxilar a un punto estable más craneal en el esqueleto facial. Las suspensiones más utilizadas son el reborde infraorbitario, a la apertura piriforme o circunzigomáticas. Las suspensiones deben ser utilizadas con precaución en las fracturas conminutas, ya que pueden producir una pérdida de dimensión vertical del tercio medio de la cara.

Para conseguir una fijación de la fractura que disminuya o elimine las seis semanas de bloqueo intermaxilar hay que emplear osteosíntesis con miniplacas en los arbotantes verticales (pared lateral de la apertura piriforme y arbotante zigomático-maxilar). La utilización de miniplacas en forma de “L “ permitirá evitar lesionar los ápices dentarios.

Cuando exista una fractura sagital del paladar asociada se inmovilizará con miniplacas en el proceso alveolar y en el paladar. La utilización de una férula palatina de acrílico impedirá el colapso de los segmentos cuando las miniplacas no aporten la suficiente estabilidad.

Fracturas de Le Fort II. El tratamiento tradicional de estas fractura esta basado en los mismos principios enunciados para las de Le Fort I: desimpactación, reducción, restablecimiento de la oclusión previa y bloqueo intermaxilar. Se puede utilizar la suspensión circunzigomática, pero tiene los mismos inconvenientes que los comentados para las de Le Fort I. Es preferible la fijación rígida con miniplacas a través de incisiones en párpado inferior, vestíbulo labial superior y coronal.

Fracturas de Le Fort III. Los principios generales de tratamiento enunciados anteriormente son también aplicables para la disyunción craneofacial. Preferiblemente se debe realizar fijación rígida con miniplacas y reconstrucción de las zonas conminutas o defectos óseos de más de 5-7 mm con injertos óseos primarios.

Los injertos óseos son excepcionalmente efectuados en primera intención. Son utilizados si existen pérdidas de sustancia ósea a nivel de los pilares caninos, zigomáticos, a nivel de las paredes orbitarias, en caso de defecto de proyección malar, o sobre una zona de conminución fracturaria importante. Se utilizará de preferencia la cortical externa del parietal, fina pero poco maleable. Se puede también utilizar hueso iliaco monocortical o bicortical para los pilares y más raramente costilla dividida y modelada. El hueso iliaco y la costilla se reabsorben con el tiempo. Los biomateriales no reabsorbibles se deben evitar en las reconstrucciones traumatológicas de carácter séptico, sobre todo en las zonas próximas a las cavidades.

epidemiología tercio medio facial

NOEMÍ FERNÁNDEZ PINO y m mar gómez grueso


Respecto a la etiología de las fracturas del tercio medio facial, he encontrado en http://medigraphic.com/pdfs/trauma/tm-2002/tm023c.pdf

que las fracturas del tercio medio facial se han incrementado en los últimos años.Este es un artículo que se basa en los conocimientos de un

grupo de Cirugía Plástica de un hospital mexicano.

Aquí nos dice que el aumento de estas fracturas está relacionado con el modo de vida actual; es decir,que a medida que se han desarrollado los

medios de transporte y ha aumentado la violencia, ha aumentado la frecuencia de estas fracturas.El intervalo de edad ,por tanto es de 15 a 40 años,

ya que esta es la etapa de productividad media del hombre.Además,debido a la etiología de estas fracturas,el tratamiento suele ser llevado a cabo

por un equipo multidisciplinario que evaluará la envergadura de las lesiones.

En este estudio los datos reflejan que las fracturas por accidentes automovilísticos supusieron un 57%,los de agresión a terceras personas su_

_pusieron un 35.7% y un 7.1% se debieron a accidentes laborales.Este estudio reseña también que en gran parte de estos casos había intoxica_

_ción etílica.

Le Fort Belén Pérez Pérez/ Mª del Pilar Rivero Millán 347

CLASIFICACIÓN
Renè Le Fort clasificó las fracturas maxilares en tres tipos, según el trayecto de la línea de fractura.

-Fractura de Le Fort 1: el trazo de fractura es horizontal, por encima de los ápices de los dientes superiores, afectando al seno maxilar, al septum nasal, al hueso palatino y a la apófisis pterigoides del esfenoides.

-Fractura de Le Fort II (Fractura piramidal): la línea de fractura se extiende a través de los huesos propios nasales y el septum hacia abajo y hacia atrás por la pared medial de la órbita, cruza el reborde infraorbitario y pasa por el arbotante zigomático-maxilar.

-Fractura de Le Fort III (Disyunción craneofacial): es una verdadera separación de los huesos de la base del cráneo. El trazo de fractura pasa por la sutura nasofrontal, por la pared medial de la órbita hasta la fisura orbitaria superior, de ésta a la fisura orbitaria inferior y por la pared lateral de la órbita hasta la sutura cigomaticofrontal y cigomaticotemporal. Hacia atrás se fracturan las apófisis pterigoides del esfenoides, normalmente a un nivel superior al que aparecen en las otras fracturas de Le Fort.

martes, 10 de abril de 2007

Isabel Mª Sánchez Ruz
Marina Sánchez Trujillo

1.GÉNESIS DE LAS ALTERACIONES OCLUSALES
ASOCIADAS A LAS FRACTURAS DE MAXILAR SUPERIOR.

Existen una serie de fracturas faciales las cuales provocarán ciertas alteraciones en la oclusión como: fracturas mandibulares, condileas, maxilares (Le Fort I,II,III), dentoalveolares y dentales y del arco cigomático. Se piensa que alrededor del 49 % de las fracturas faciales presentan una alteración de la oclusión.

Al hablar de un paciente con un traumatismo maxilofacial, no solo se verán afectados los huesos sino también los tejidos blandos y los dientes. Será durante la inspección del paciente cuando preguntaremos si nota algún tipo de cambio en su oclusión para a continuación comprobaremos que los dientes encajen, siempre teniendo en cuenta que la maloclusión puede ser previa al accidente.

Según un estudio realizado las principales complicaciones de las fracturas faciales son las alteraciones oclusales y las infecciosas. En la tabla adjunta se observa que las alteraciones oclusales aparecen más frecuentemente en las fracturas subcondileas seguidas de las del cuerpo y ángulo mandibular.




2.NOMBRE DE LE FORT

Réné Le Fort fue quien clasificó las fracuras faciales de ahí su nombre.
•Fractura de Le Fort 1: fractura horizontal, por encima de los ápices de los dientes superiores, afecta al seno maxilar, al septum nasal, al hueso palatino y a la apófisis pterigoides del esfenoides.
•Fractura de Le Fort II (Fractura piramidal):fractura a través de los huesos propios nasales y el septum hacia abajo y hacia atrás por la pared medial de la órbita, cruza el reborde infraorbitario y pasa por el arbotante zigomático-maxilar.
Fractura de Le Fort III (Disyunción craneofacial):fractura a través por la sutura nasofrontal, por la pared medial de la órbita hasta la fisura orbitaria superior, de ésta a la fisura orbitaria inferior y por la pared lateral de la órbita hasta la sutura cigomaticofrontal y cigomaticotemporal. Hacia atrás se fracturan las apófisis pterigoides del esfenoides, normalmente a un nivel superior al que aparecen en las otras fracturas de Le Fort.

Páginas de referencia:
http://www.ucmh.sld.cu/rhab/articulo_rev8/ocdent.htmhttp://www.secpre.org/documentos%20manual%2046.htmlhttp://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-98872002000500008&lng=es&nrm=iso/&tlng=es
HTTP://WWW.SECPRE.ORG/DOCUMENTOS%20MANUAL%2044.HTML
MARIA DEL CARMEN MONTERO ELIAS/SERAFIN MAZA 345


LEFORT.
Le Fort fue un cirujano que estableció las fracturas de los maxilares conocidas como fracturas de Le Fort estudiando cráneos y determinando los puntos más débiles del maxilar. Este tipo de pacientes son politraumatizados causados por agentes vulnerantes de alta energía. Esta publicación se realizó en 1901.
CLASIFICACIÓN
Le Fort clasificó las fracturas maxilares en tres tipos, según el trayecto de la línea de fractura. La más grave es la Le Fort III, luego la II y por último la I.

• Fractura de Le Fort 1: el trazo de fractura es horizontal, por encima de los ápices de los dientes superiores, afectando al seno maxilar, al septum nasal, al hueso palatino y a la apófisis pterigoides del esfenoides.
Las fracturas tipo Le Fort I se caracterizan por:
- Movilidad de toda la porción dento-alveolar del maxilar.
- Normalmente el paciente tiene la boca abierta para que los dientes no le choquen con los antagonistas y le produzcan dolor.
- Suele haber desviación de la línea media del maxilar y las piezas de un lado están más bajas que las del otro.
- No tienen ni equímosis ni edemas periorbitarios, pero suelen tener gran edema en el labio superior, ya que este suele estar lesionado.

• Fractura de Le Fort II o fractura piramidal: la línea de fractura se extiende a través de los huesos propios nasales y el septum hacia abajo y hacia atrás por la pared medial de la órbita, cruza el reborde infraorbitario y pasa por el arbotante zigomático-maxilar.
Las fracturas Le Fort II se caracterizan por:
- Edema de los tejidos blandos del tercio medio.
- Equímosis bilateral periorbitaria y subconjuntival.
- Deformación notoria de la nariz.
- Aplastamiento y alargamiento de la cara.
- Dificultad al abrir y cerrar la boca.
- Mordida abierta.
- No hay movilidad de malares ni arcos zigomáticos.

• Fractura de Le Fort III o disyunción craneofacial: es una verdadera separación de los huesos de la base del cráneo. El trazo de fractura pasa por la sutura frontonasal, por la pared medial de la órbita hasta la fisura orbitaria superior, de ésta a la fisura orbitaria inferior y por la pared lateral de la órbita hasta la sutura cigomaticofrontal y cigomaticotemporal. Hacia atrás se fracturan las apófisis pterigoides del esfenoides, normalmente a un nivel superior al que aparecen en las otras fracturas de Le Fort.
Las fracturas de Le Fort III se caracterizan en líneas generales por los mismos signos ya enumerados en las de Le Fort II, a los que hay que añadir:
- Gran edema de la cara, que impide separar los párpados para explorar el globo ocular.
- Anestesia de las mejillas, con más frecuencia que en la Le Fort II, por afectación del nervio infraorbitario.
- Desplazamiento y movilidad de malares y arcos zigomáticos.
- Rinorrea.
- Movilidad de toda la cara.
- Obstrucción de vías respiratorias, por descenso del maxilar y, por lo tanto, del paladar blando.